Fotos de @playadura
Sentados en la misma mesa, Aldo Saavedra y Mane Rivera bromean con la confianza del tipo de amigos de toda la vida que se conocen en un concierto de Jenni Rivera. Y lo son, además de ser pareja y los chefs a cargo de los restaurantes Tierra Adentro y Tetela, en la CDMX.
En esta tercera y última entrega de nuestra serie Amor y comida, los chefs Aldo y Mane nos llevan de la mano a su mundo lleno de tetelas, platos que rebosan amor y canciones de música banda, en donde no existe comida sin mucho corazón.
Por Ollin Velasco
Aldo es el más dicharachero, el que vive con la carcajada más en la punta de la lengua, el más ágil al momento de servir. Mane es el roble, el que trae la cabeza calma, el que se encarga de apagar fuegos y esparcir tranquilidad.
Ambos son una bomba; una que reconstruye todo a su paso. Pero llegar a ese equilibrio no ha sido fácil, según dicen ellos mismos.
Lee la primera entrega: El amor en la cocina de Xrysw Ruelas.
Gracias, Jenni Rivera
Mane toma la iniciativa para contar cómo la fue la primera vez que se vieron. Toma del centro de la mesa un trozo de pizza, lo muerde, sonríe y empieza:
Nos conocimos en persona en un concierto de Jenni Rivera, pero llevábamos más de un año y medio en una relación virtual. Nos caíamos muy bien y quedamos de vernos en el Auditorio Nacional, el día del evento.”
Luego Aldo, igual de divertido, cuenta que iba como acompañante de una chica que resultó que estaba enamorada de él. “Pero eso no era posible. La verdad es que yo al que quería ver era a Mane, así que en algún momento quedamos de vernos en el lobby del auditorio y, pues, pasó.”
Poco después comenzaron a salir. Los dos aseguran que se les hacía muy sospechoso tener tantas cosas en común. Más de 12 años después comprobaron que las sospechas eran ciertas: tienen muchas cosas en común. Una de ellas, de las más importantes: su pasión por cocinar.
Después de un viaje al que fueron juntos a Tepotzotlán, en el Estado de México, no dejaron de hacerlo. Al día de hoy son el ejemplo de pareja que cierto día decide hacer maletas ligeras, viaja unos días por diferentes estados, y vuelve con ánimos y la mente renovada para seguir creando platillos que respetan sus principios gastronómicos.
Porque hay amor…
Ver a Mane y Aldo trabajar al mismo tiempo en una cocina, es una dicha: el primero es el rey de todas las cacerolas y todos los fuegos; el segundo es el rey de lograr que todo salga perfecto, estético y a tiempo.
Lo que hacen se complementa y parece que les sale tan natural como quererse, pero no siempre fue así.
Lee la segunda entrega: Bread, desde Nuevo León, amor por siempre al pan y al café.
Después de tres años en Tierra Adentro, nuestro primer restaurante, aprendimos mucho de nosotros mismos. La admiración y el respeto a la chamba de cada quien son cardinales. Con el paso del tiempo hemos crecido y, visto más románticamente, también creo que al cocinar tenemos una energía muy linda. Eso pasa porque hay amor”, dice Aldo.
Mane, a su vez, sostiene que el mismo amor es tan abstracto, que una de las mejores formas de volverlo tangible es a través de platillos. De esa manera es que el sentimiento llega hasta sus comensales.
Prueba de ello es algo que vemos con frecuencia en el restaurante: nuestros clientes acaban con todo lo que hay en el plato e incluso lo lamen hasta que no quede nada. Para nosotros, esa es la conexión más íntima que existe entre la comida y las emociones”, asegura Mane.
A ellos mismos les pasó en 2021, durante una visita al restaurante Xokol, en Guadalajara, Jalisco. Cuando estaban allá, cuentan, estaban repletos de comida pero no podían dejar de comer.
Nos dimos cuenta que la comida y todo lo que hacen los chefs Xrysw Ruelas y Óscar Segundo está muy cabrón, que nos llenaba más allá de lo físico. Sin duda fue nuestra mejor comida del año pasado, y la volveríamos a repetir un montón de veces.”
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Con una pizza a medio terminar, pero con una sonrisa de oreja a oreja luego de recordar tantas cosas, los chefs teorizan sobre los cariños que se vuelven admiración, y viceversa.
Hace poco, dice Mane, Aldo le preguntó si estaba orgulloso del chef que es.
Mi única respuesta es: cuando lo veo en línea es como si yo estuviera frente a un pulpo que todo el tiempo está danzando, tomando platos, poniendo hierbas, cebollas, brotes… Es imparable y, para mí, verlo es un aprendizaje constante. Es muy bonito estar con alguien a quien admiras tanto. De eso va el amor, ¿no?”.
Periodista oaxaqueña, especializada en gastronomía. Cronista, perfilista e investigadora. Actualmente es editora en la revista Gourmet de México y escritora en Letras Libres y Milenio Diario.