En el sur de México la comida salada es la reina. Pero la azucarada no se queda atrás y los dulces regionales de Oaxaca son prueba de ello. En este recorrido conocerás más de nieves raras, bizcochos tradicionales y hasta galletas fritas enmieladas. Sigue leyendo y descubre por qué tienes que ir pronto por todas ellas a Oaxaca.
Al recorrer los mercados en distintos puntos de México se puede descubrir y admirar un mundo de sabores y texturas. Oaxaca, en particular, se destaca por su singular aportación a esta dulce tradición.
La historia de los dulces típicos en dicho estado al sur del país comienza desde tiempos prehispánicos. En aquél entonces, los antiguos habitantes de nuestro actual territorio descubrieron el sabor natural de la miel de maguey, la hormiga mielera, y las hojas de la planta de maíz.
De igual forma, la abeja pipiola jugó un rol importante en la elaboración de estos primeros manjares. Desde entonces, dulces típicos como las alegrías de amaranto y el pinole eran ya parte fundamental de la región.
Sin embargo, con la llegada de los europeos y sus costumbres culinarias con los indígenas, se formó una identidad dulcera. Asimismo, se adoptaron nuevos ingredientes y técnicas, lo cual enriqueció las preparaciones existentes.
Oaxaca es reconocido por su cultura y tradiciones ancestrales. Entre su arte, música, danzas y gastronomía, destaca por sus dulces tradicionales. Estos, además de tener historia, son un deleite para el paladar, ya que son hechos con ingredientes que jamas se imaginarían que, al fusionarse, dieran un resultado como el que podemos disfrutar cuando viajamos allá.
1. Menguanitos
Este dulce comienza con una masa hecha de harina de trigo, manteca de cerdo, bicarbonato de sodio, levadura y agua. Se moldea la masa en un rollo alargado, que luego se corta en pequeños rectángulos.
Estos trozos se aplastan suavemente con el dedo y se hornean hasta alcanzar un dorado perfecto. Una vez fríos, los menguanitos se fríen en manteca de cerdo o aceite, lo que les aporta una textura única. El toque final es sumergirlos en una miel hecha de azúcar y agua, pegándolos verticalmente para crear una presentación tan llamativa como su sabor.
Esta combinación de texturas y dulzura hacen una delicia irresistible, que normalmente encuentras en ferias tradicionales y también afuera de las iglesias, luego de la misa de domingo.
2. Empanadas de lechechilla, piña o coco
Las empanadas, en su versión de dulces regionales de Oaxaca, son un imperdible a la hora del postre. Son hojaldradas y fritas, y se rellenan lo mismo de una lechecilla similar a la crema pastelera, que de piña en mermelada o de coco seco rallado.
Algo importante del consumo de este postre es que se hace acompañado de nieve de temporada –muchas veces de sabor leche quemada–, o de una bebida caliente como café o chocolate.
Las empanadas acompañadas de nieves de sabores naturales son muy famosas en la explanada al lado de la iglesia de la Soledad, en el Centro Histórico de Oaxaca.
3. Barquillos de lechecilla
Su relleno es similar al de las empanadas de lechecilla. No obstante, lo que lo contiene es un pan moldeado a forma de barquillo, elaborado de manera artesanal.
Los barquillos de lechecilla se comen como si fueran un helado. Pero lo mejor es que su interior no se derrite y te permite que puedas seguir disfrutándolo con todo el pan que lo rodea.
Si puedes, pide que los espolvoreen con canela. De igual manera, acompáñalos de una nieve con base de leche o de una de tuna roja. Son una delicia que seguramente vas a repetir y repetir cada que puedas.
4. Palanquetas de nuez
Se destacan por su sencillez y la cantidad de sabor que encierran en sí mismas. Este postre se elabora con ingredientes como nuez, azúcar y agua.
Su preparación inicia en un cazo de cobre, donde el azúcar y el agua se cocinan a fuego lento hasta formar una miel espesa y de tono oscuro. Una vez lograda la textura deseada, esta mezcla caliente se extiende sobre papel encerado.
Por último, todo se cubre con nueces peladas, integrando el crujiente de la nuez con la miel. Las palanquetas se asemejan a las del mismo nombre que se comen en CDMX y que son redondas, pero son distintas desde la forma y hasta en el sabor.
Estos dulces son un balance perfecto entre lo dulce y lo nutritivo, y pueden acompañar cualquiera de tus comidas en el día.
5. Marquesote
Es un bizcocho conocido por su textura densa y seca, que es ideal para acompañar con bebidas como café o chocolate caliente. En cuanto a su elaboración, se realiza mezclando harina, huevos, azúcar, mantequilla o manteca.
Para su confección no se utilizan levaduras químicas, lo que genera una textura más compacta y pesada. El sabor del marquesote es a vainilla, ralladura de limón o naranja. A menudo se hornea en hojas grandes y se corta en rectángulos o cuadros.
Este postre es un clásico en las celebraciones y reuniones familiares en Oaxaca, y es importante de la cultura culinaria de la región. Su sencillez y la facilidad de almacenamiento, lo hacen popular para consumir en el desayuno o la cena.
Si vas al Istmo de Tehuantepec, te darás cuenta que allá lo enmoldan en latas enormes de sardinas. Eso no solo lo dota de una forma muy especial, sino que también le aporta sabor. No es nada sencillo, pero sí es único y, si le pones atención, podría realmente ser una aportación culinaria a tu descubrimiento del marquesote.
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6. Nicuatole
Este manjar es más que un simple dulce. La palabra “nicuatole” tiene raíces profundas en la lengua náhuatl. Proviene de “necuatl”, que significa miel, y “atole”, la conocida bebida indígena a base de maíz. Juntos forman el nombre de este postre que sorprende no solo por su sabor, sino también por su aspecto con una capa roja en su parte superior, a causa de tintura por grana cochinilla.
El nicuatole es considerado una obra maestra de las cocineras tradicionales. Se prepara con ingredientes como masa de maíz criollo, agua, azúcar o piloncillo, leche, canela y grana o, en su defecto, anilina vegetal. Esta combinación crea una textura y un sabor prehispánico que puedes probar hasta el día de hoy.
A este postre no solo se le encuentra en las casa, sino también en los mercados y puestos de la ciudad. Cada probada es un testimonio de la cultura de Oaxaca, bajo sabores como el clásico con grana, así como el de coco, nuez, mango y piña.
Para los amantes de este postre: la Feria del Nicuatole es en julio y se celebra en San Agustín Yatareni, de donde es originaria esta receta.
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7. Nieve de leche quemada con tuna
La nieve es uno de los postres más preciados en épocas de calor. Los sabores tradicionales como limón, coco, fresa o mango siempre son una opción clásica.
Pero, si visitas Oaxaca, se debe experimentar con nieves más innovadoras.
Entre la gama de sus sabores originales destaca el helado de mezcal y la nieve de leche quemada con tuna. Esta última es una mezcla que combina la leche sobrehervida, azúcar, un toque de canela, y fruta del nopal. Al final, la leche adquiere una consistencia cremosa, complementando con el sabor de la tuna.
En verdad, la combinación es una experiencia muy ganadora. Si vas a Oaxaca, especialmente a los Valles Centrales, aprovecha y pruébala porque no es un sabor tan común en el estado.
8. Mamones
Son dulces regionales de Oaxaca que se elaboran con maicena, claras de huevo y yemas. Así que, tal como seguro ya lo piensas, sí tienen un fuerte sabor a huevo. Éstos se bañan con un jarabe elaborado con piloncillo –cuando son amarillos o cafés– o con piloncillo, canela y hasta mezcal –cuando son rojos.
Que los ames o no, es una cuestión de gusto personal. A nosotros nos encantan porque su esponjado es único y porque su cubierta doradita los hacen antojables siempre.
Los mamones se pueden comer solos, debido a su alto grado de humedad. No obstante, son inseparables de las nieves lácteas de Oaxaca. Especialmente, si los comes en el desayuno, serán un momento que marque lo bien que te vaya a lo largo del día.
9. Polvorones
Se trata de panes crujientes y arenosos al mismo tiempo, que se hacen con huevos, harina, polvo para hornear, sal, manteca vegetal o de cerdo y ralladura de naranja o almendras en trozos.
Los polvorones, si bien no son exclusivos de dicho estado, tienen un lugar importante en las vitrinas donde los vendedores de dulces regionales de Oaxaca exhiben sus piezas. Puedes diferenciarlos de los polvorones de panadería normal porque estos últimos normalmente son menores de tamaño.
Toma en cuenta que esta receta se puede hacer todo el año, así que aprovecha y come polvorones cuantas veces puedas, especialmente si los puedes acompañar de un café calientito por la mañana o antes de dormir.
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10. Cocadas
Este delicioso dulce se elabora con coco rallado fresco, combinado con azúcar y leche condensada, que da lugar a una textura suave. Se pueden encontrar en una variedad de formas y tamaños, desde pequeñas bolitas hasta grandes pilas de él. A menudo están adornadas con almendras, nueces o pasas, que le otorgan sabor y color.
Para elaborarlas, primero se debe rallar el coco fresco. Después se mezcla con el azúcar y se cocina lentamente hasta que la mezcla se carameliza ligeramente, logrando un color dorado.
La paciencia en su preparación es esencial para obtener la textura perfecta: crujiente por fuera y tierna por dentro. Son comunes en los mercados, ferias y fiestas patronales, donde se venden como bocadillos o regalos.
Los dulces regionales de Oaxaca son variados y tienen todos un trasfondo cultural. A ello se debe su momento de consumo, por ejemplo. Como sea, disfrutarlos es un placer que no se tiene siempre a la mano. Así que, ¿por qué no empiezas a frecuentarlos mucho más?