La gastronomía mexicana es un reflejo de la historia y la cultura del país, que ha evolucionado a lo largo de los siglos para convertirse en una de las cocinas más ricas y variadas del mundo. En México se aprovechan los recursos naturales y se incorporan a una amalgama de técnicas culinarias que son resguardadas y transmitidas de generación en generación. Un ejemplo de ello son los chochoyotes, unas bolitas de masa que le dan un toque único a la cocina de Oaxaca.
Chochoyotes: una tradición prehispánica en la cocina mexicana
Cada región de México aporta sus propios sabores, ingredientes y métodos de preparación, creando una fusión de tradiciones culinarias. La gastronomía de México no solo alimenta el cuerpo, sino también el alma de quienes tienen la fortuna de disfrutarla.
Los chochoyotes son una manifestación de la cocina prehispánica, la cual ha perdurado hasta nuestros días en varias regiones de México. Esta preparación simple, pero con gran tradición.
Por si aún no lo sabías, echa mano de ingredientes básicos como masa de maíz, sal y manteca de cerdo, que a su vez son elementos fundamentales en la cocina mexicana.
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El proceso de elaboración de los chochoyotes comienza con la mezcla de la masa de maíz, que debe ser amasada hasta alcanzar una textura fina y tersa. La manteca de cerdo se incorpora junto con la sal para enriquecer el sabor, aunque en algunas variantes regionales se añaden hierbas frescas, especias e incluso rellenos para dar un toque único a cada preparación.
Formar los chochoyotes requiere de precisión: se moldean pequeñas esferas de masa, y luego, utilizando el dedo meñique o un utensilio pequeño, se presiona el centro de cada esfera para crear un hueco. Este detalle debe ser estético para que se cocinen de manera uniforme y absorban mejor los sabores del caldo o salsa en la que se cocinan.
El arte de preparar chochoyotes
Para que este alimento cumpla su función de manera óptima, es crucial su tamaño y modo de cocción. Las bolas de masa deben medir entre 2.5 y 3 centímetros de diámetro. Este tamaño específico no solo facilita una cocción más rápida y uniforme dentro de los guisos, sino que también asegura que mantengan su forma y textura, después de cocidas.
Siempre deben añadirse crudos a las preparaciones calientes. Al introducirlos en el guiso o caldo hirviendo, absorben los sabores de los ingredientes con los que se cocinan, y espesan la mezcla, la cual otorga una consistencia deliciosa al plato final.
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En la cocina tradicional de estados como Oaxaca, México, Campeche, Veracruz, Yucatán, Puebla y Tlaxcala, los chochoyotes se añaden a distintos platillos, guisos y sopas.
Más que un simple acompañante, los chochoyotes son un vínculo con el pasado prehispánico de México, un homenaje a las técnicas y sabores que han definido la cocina mexicana a lo largo de los siglos. A través de ellos se ha demostrado que la cocina es tanto sobre nutrir el cuerpo como sobre conservar y celebrar la cultura.
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Diversidad y tradición de los chochoyotes
En los Valles Centrales de Oaxaca, las bolitas de masa no son solo un acompañamiento. Al contener ingredientes como asientos de chicharrón, sal, ajo asado, chepiles y cilantro picado, se vuelven fundamentales en platillos como la sopa de guías de calabaza y diversos tipos de moles, como el amarillo, el negro, el verde y el chichilo.
Por otro lado, en la Mixteca Alta los chochoyotes son más bien de forma ovalada y se les añaden hojas de aguacate secas y tostadas. En la Sierra Norte también se les consume con salsa picante de chiles rojos, sin necesidad de precisamente estar dentro de un caldo. ¿Se te antojaría probarlos así?